18 de octubre de 2010

Los Rescatados Chilenos Vuelven A La Mina Y Agradecen el milagro

Trece de los 33 mineros rescatados en Chile se reencontraron el domingo con la mina donde permanecieron sepultados durante más de dos meses y dieron las gracias con una ceremonia religiosa por su retorno a la vida tras una hazaña que consideran un "milagro".
Los operarios comenzaron el fin de semana a volver a enfrentarse a la luz del sol sin las gafas que usaron para adaptarse en los primeros días en la superficie y a lidiar con la persecución de un enjambre de periodistas que quiere saber detalles sobre su encierro a 700 metros bajo tierra.
La celebración religiosa, con líderes de dos credos, se ofició en el mismo lugar en el que comenzó su tragedia, la mina de San José, donde un derrumbe los dejó casi 70 días sepultados hasta que un complejo e inédito operativo de rescate los llevó el miércoles de vuelta a la superficie.
La reunión ecuménica partió con una misa católica celebrada por el obispo Gonzalo Duarte y fue seguida por una ceremonia adventista en la que tres mineros hicieron un discurso de agradecimiento y se emocionaron por la atención que el país brindó al accidente y al rescate.
"Fue muy linda la ceremonia. Siempre tuvimos la fe de que íbamos a salir. Ahora vamos a descansar", dijo el minero Mario Gómez mientras terminaba de guardar la tienda en la que su familia vivió esperando el rescate.
En una mañana que empezó nublada, el grupo de 13 mineros y sus seres queridos recorrieron bajo el sol las improvisadas y ahora despobladas calles del "Campamento Esperanza", el sitio fuera de la mina donde las familias se instalaron a esperar el rescate y que se pobló de periodistas de todo el mundo en el último tramo del operativo.
"Me sentí tremendamente apoyado y eso te hace fortalecerte", dijo Juan Illanes, quien ha sido mencionado como el portavoz del grupo, al ver las tiendas de campaña donde los familiares lo habían esperado en el campamento.
Mientras se escuchaban cantos religiosos, algunos familiares aprovechaban para recoger las tiendas y mantas usadas durante la odisea de los 33. El minero rescatado Darío Segovia fue a ayudarlos. En uno de los toldos, niños pequeños sonreían y jugaban sobre un colchón.
Muchos se aferraron a la fe durante su encierro obligado y salieron a la superficie vistiendo una camiseta con escritos religiosos.
NO HAY NADA QUE ESCONDER
Los mineros han guardado silencio respecto a la peor parte de su odisea, cuando pasaron 17 días incomunicados y comiendo pequeñas porciones de pescado y galletas para sobrevivir.
Varios de los mineros que no fueron el domingo manifestaron su resquemor a regresar al sitio de la tragedia. Otros ni siquiera creen posible volver a trabajar en una mina subterránea.
"No voy a volver a meterme nunca más en un túnel en mi vida", dijo Gómez, de 63 años, en un programa especial de Canal 13 al que asistieron cinco de los mineros la noche del sábado.
Mientras, en Chile ya avanzan los planes para construir un museo y la cápsula de acero donde fueron sacados fue trasladada a la capital para ser mostrada públicamente.
Otra de las cápsulas que se preveía emplear será enviada a Expo de Shanghái. La máquina que perforó el ducto por donde fueron izados los mineros fue recibida como una heroína en Iquique, en el norte de Chile, con aplausos en las calles.
Los trabajadores rescatados que asistieron a la ceremonia religiosa mantuvieron el domingo su pacto de no dar detalles de su desventura en las entrañas de la mina, que están reservando para posibles proyectos futuros como un libro.
Omar Reygadas aseguró que el silencio es sólo porque el grupo ha decidido hablar en conjunto y organizadamente.
"No hay nada que esconder (...), el acuerdo es que lo que vamos a hablar, lo vamos a hablar en grupo... Ojalá fuera un libro y que todo el mundo sepa lo que ocurrió", aseguró mientras abrazaba a una de sus nietas.
¿Y AHORA QUE?
Convertidos en famosos, los mineros fueron agasajados con regalos e invitaciones que van desde viajes a República Dominicana y Grecia, hasta jugar fútbol con el equipo de la casa de Gobierno al cual los convocó el mandatario.
En tanto, para los otros trabajadores de la mina que no estuvieron involucrados en el accidente el panorama se presenta gris, ya que no han recibido pagos ni indemnizaciones. La empresa minera San Esteban argumenta que no tiene flujos de dinero para pagarles porque la mina no está operativa.
Un grupo de ellos se trasladó el domingo hasta la mina en donde protestó por su situación. En pancartas se leían mensajes como "Atrapados en la superficie" y "Estamos mal en el refugio 2", aludiendo al histórico mensaje en que los mineros atrapados dieron a conocer al mundo que estaban con vida.
El primero en volver a la mina de la "pesadilla", como suelen llamar a su encierro, fue José Henríquez, a quien sus compañeros consideran un sostén espiritual en las profundidades.
"En la mina nunca hubimos 33 mineros, hubimos 34", señaló el minero Ariel Ticona, refiriéndose a cómo sentían todos la presencia de Dios.
Ticona, que vio el nacimiento de su hija Esperanza en vídeo desde las profundidades de la tierra, concurrió el domingo a jugar un partido de fútbol.
"No pienso cambiar mi rutina que traía antes, sí corrigiendo algunas cosas, distribuyendo bien los tiempos para el fútbol, para mi familia", dijo Ticona antes del partido.

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Los Rescatados Chilenos Vuelven A La Mina Y Agradecen el milagro

Trece de los 33 mineros rescatados en Chile se reencontraron el domingo con la mina donde permanecieron sepultados durante más de dos meses y dieron las gracias con una ceremonia religiosa por su retorno a la vida tras una hazaña que consideran un "milagro".
Los operarios comenzaron el fin de semana a volver a enfrentarse a la luz del sol sin las gafas que usaron para adaptarse en los primeros días en la superficie y a lidiar con la persecución de un enjambre de periodistas que quiere saber detalles sobre su encierro a 700 metros bajo tierra.
La celebración religiosa, con líderes de dos credos, se ofició en el mismo lugar en el que comenzó su tragedia, la mina de San José, donde un derrumbe los dejó casi 70 días sepultados hasta que un complejo e inédito operativo de rescate los llevó el miércoles de vuelta a la superficie.
La reunión ecuménica partió con una misa católica celebrada por el obispo Gonzalo Duarte y fue seguida por una ceremonia adventista en la que tres mineros hicieron un discurso de agradecimiento y se emocionaron por la atención que el país brindó al accidente y al rescate.
"Fue muy linda la ceremonia. Siempre tuvimos la fe de que íbamos a salir. Ahora vamos a descansar", dijo el minero Mario Gómez mientras terminaba de guardar la tienda en la que su familia vivió esperando el rescate.
En una mañana que empezó nublada, el grupo de 13 mineros y sus seres queridos recorrieron bajo el sol las improvisadas y ahora despobladas calles del "Campamento Esperanza", el sitio fuera de la mina donde las familias se instalaron a esperar el rescate y que se pobló de periodistas de todo el mundo en el último tramo del operativo.
"Me sentí tremendamente apoyado y eso te hace fortalecerte", dijo Juan Illanes, quien ha sido mencionado como el portavoz del grupo, al ver las tiendas de campaña donde los familiares lo habían esperado en el campamento.
Mientras se escuchaban cantos religiosos, algunos familiares aprovechaban para recoger las tiendas y mantas usadas durante la odisea de los 33. El minero rescatado Darío Segovia fue a ayudarlos. En uno de los toldos, niños pequeños sonreían y jugaban sobre un colchón.
Muchos se aferraron a la fe durante su encierro obligado y salieron a la superficie vistiendo una camiseta con escritos religiosos.
NO HAY NADA QUE ESCONDER
Los mineros han guardado silencio respecto a la peor parte de su odisea, cuando pasaron 17 días incomunicados y comiendo pequeñas porciones de pescado y galletas para sobrevivir.
Varios de los mineros que no fueron el domingo manifestaron su resquemor a regresar al sitio de la tragedia. Otros ni siquiera creen posible volver a trabajar en una mina subterránea.
"No voy a volver a meterme nunca más en un túnel en mi vida", dijo Gómez, de 63 años, en un programa especial de Canal 13 al que asistieron cinco de los mineros la noche del sábado.
Mientras, en Chile ya avanzan los planes para construir un museo y la cápsula de acero donde fueron sacados fue trasladada a la capital para ser mostrada públicamente.
Otra de las cápsulas que se preveía emplear será enviada a Expo de Shanghái. La máquina que perforó el ducto por donde fueron izados los mineros fue recibida como una heroína en Iquique, en el norte de Chile, con aplausos en las calles.
Los trabajadores rescatados que asistieron a la ceremonia religiosa mantuvieron el domingo su pacto de no dar detalles de su desventura en las entrañas de la mina, que están reservando para posibles proyectos futuros como un libro.
Omar Reygadas aseguró que el silencio es sólo porque el grupo ha decidido hablar en conjunto y organizadamente.
"No hay nada que esconder (...), el acuerdo es que lo que vamos a hablar, lo vamos a hablar en grupo... Ojalá fuera un libro y que todo el mundo sepa lo que ocurrió", aseguró mientras abrazaba a una de sus nietas.
¿Y AHORA QUE?
Convertidos en famosos, los mineros fueron agasajados con regalos e invitaciones que van desde viajes a República Dominicana y Grecia, hasta jugar fútbol con el equipo de la casa de Gobierno al cual los convocó el mandatario.
En tanto, para los otros trabajadores de la mina que no estuvieron involucrados en el accidente el panorama se presenta gris, ya que no han recibido pagos ni indemnizaciones. La empresa minera San Esteban argumenta que no tiene flujos de dinero para pagarles porque la mina no está operativa.
Un grupo de ellos se trasladó el domingo hasta la mina en donde protestó por su situación. En pancartas se leían mensajes como "Atrapados en la superficie" y "Estamos mal en el refugio 2", aludiendo al histórico mensaje en que los mineros atrapados dieron a conocer al mundo que estaban con vida.
El primero en volver a la mina de la "pesadilla", como suelen llamar a su encierro, fue José Henríquez, a quien sus compañeros consideran un sostén espiritual en las profundidades.
"En la mina nunca hubimos 33 mineros, hubimos 34", señaló el minero Ariel Ticona, refiriéndose a cómo sentían todos la presencia de Dios.
Ticona, que vio el nacimiento de su hija Esperanza en vídeo desde las profundidades de la tierra, concurrió el domingo a jugar un partido de fútbol.
"No pienso cambiar mi rutina que traía antes, sí corrigiendo algunas cosas, distribuyendo bien los tiempos para el fútbol, para mi familia", dijo Ticona antes del partido.

Tr ece de los 33 mineros rescatados en Chile se reencontraron el domingo con la mina donde permanecieron sepultados durante más de dos meses...